
Por: Ernesto Altamirano
SAN JOSE, CA – La música de vals no tiene letra, pero el violinista y director de orquesta holandés André Rieu ha conseguido que su público tararee las melodías como si fueran canciones. Con un tirón popular superior en ocasiones a estrellas del pop, y más de 40 millones de discos vendidos, lo ha convertido en un espectáculo de masas. Las cifras que presenta son de récord, sobre todo para conciertos clásicos, como el que presentó en el SAP Center de la ciudad San Jose.

André Rieu en el 2009, por ejemplo, reunió en Melbourne (Australia) a 38.000 personas en torno a su Orquesta Johann Strauss. En comparación, el pasado agosto, la cantante estadounidense Beyoncé, diva indiscutible del momento, congregó a unas 46.000 personas en su concierto de Barcelona. Las giras anuales de Rieu suman en conjunto unos 700.000 espectadores, datos contrastados con la venta de entradas y lo atribuye el entusiasmo de un público que llora y se abraza “al poder de esta música, alegre y melancólica, para hacer feliz a la gente”.

Hijo del antiguo director de la Orquesta Sinfónica de Maastricht, su ciudad natal, Rieu, de 66 años, está casado y tiene dos hijos. Estudió violín desde los 5 años y toca un Stradivarius de 1732. Con 50 músicos y un coro de 10 cantantes, su orquesta es la mayor privada del mundo. Tiene más de 1,8 millones de seguidores en Facebook, y ha ganado tres veces seguidas (de 2011 a 2013) el premio al álbum de año en la gala de los Classic Brit Awards. Posee 487 discos de platino y 271 de oro… y vive en un castillo. Rieu lo hace todo a lo grande, pero su enfoque de la música que interpreta no puede ser más íntimo. “Escojo mis programas con el corazón, porque si una melodía me emociona, también llegará a los demás. Se trata de generar emociones y recuperar las propias. ¿Cuándo bailó usted por última vez? ¿Cuándo se rio o lo pasó bien? En mis conciertos, la gente olvida sus penas y sus problemas. Veo tantos rostros alegres a mi alrededor que es maravilloso”.

De su castillo personal se dice que allí tomó el famoso mosquetero D´Artagnan su último refrigerio antes de morir al servicio del rey Luis XIV. Lo mataron en 1673, en el sitio de Maastricht, durante la guerra franco-holandesa. Otras aventuras no le han salido tan redondas al violinista. En su afán de ofrecer espectáculo, en 2008 reprodujo a tamaño natural el Palacio Imperial vienés de Schönbrunn. Como suele actuar en estadios o grandes escenarios al aire libre, pensó que sería el fondo perfecto para su gira mundial, titulada entonces Una noche romántica en Viena. Le llevó a la quiebra, pero fue recuperando el dinero en años sucesivos a base de más conciertos. ¿No le parece que fue demasiado lejos? “No. Adoro darle al público algo bello. ¿Por qué las mujeres van siempre vestidas de negro en una orquesta? Parecen monjas. Nosotros invertimos mucho tiempo y energía en crear vestidos para intérpretes y solistas. También en la presentación. Tratamos de ofrecer una obra de arte completa (gesamtkunstwerk) un término wagneriano, pero cierto. La música, ropajes y emociones deben encajar”.

Para más información acerca de André Rieu, visiten su sitio oficial: https://www.andrerieu.com
