
Por: Ernesto Altamirano
Después de una ausencia de 7 años, The Cure ha regresado a los Estados Unidos con una nueva gira titulada “Shows of a Lost World”, y la noche pasada del sábado, 27 de de mayo, Robert Smith y compañía se presentaron en su primera de dos noches en el Shoreline Amphitheatre, el cual estaba lleno totalmente.

The Twilight Sad en el Shoreline Amphitheatre el 27 de mayo 2023. Crédito Fotográfico
El grupo The Twilight Sad fueron los encargados de abrir el concierto, y a los pocos minutos del final de su set apareció The Cure en el escenario para iniciar su show con su nueva canción “Alone”, de su muy esperado nuevo álbum “Songs of a Lost World”. Los fanáticos que llenaban a su totalidad el Shoreline Amphitheatre reaccionaron alegremente a ver a sus ídolos en sobre el escenario. El público fue deleitado con “Pictures of You”, y más tarde, la balada de ensueño “Lovesong”, ambas de la obra maestra de la banda de 1989, ‘Disintegration’.
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Ver a The Cure nuevamente en vivo fue para mí como viajar en una máquina del tiempo ya que recuerdo muy bien el año 1986, cuando, viviendo en la ciudad de México, surgió esa que más que una corriente musical fue una marca claramente comercial: Rock en tu idioma, patrocinada por la hoy ya desaparecida disquera BMG Ariola. Para ese entonces, The Cure, surgido en Crawley, Inglaterra, diez años atrás, ya había grabado siete álbumes (Three Imaginary Boys, 1979; Boys Don’t Cry, 1980; Seventeen Seconds, 1980; Faith, 1981; Pornography, 1982; The Top, 1984 y The Head on the Door, 1985) y su sonido melancólico, oscuro, con la voz llena de angustia de Robert Smith, era un sello que se consolidaría con sus dos siguientes discos: Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me (1987) y la que para muchos es su obra maestra: Disintegration (1989).
El movimiento de rock gótico o dark, que por ese entonces encabezaban bandas como Siuoxsie and the Banshees, Love and Rockets, Sisters of Mercy, Cocteau Twins, Human Drama e incluso, de alguna manera, Depeche Mode y el propio The Cure, tuvo una gran influencia en todo el mundo y en México eran difundidos por la estación de radio Rock 101, y pegaron en ciertos sectores juveniles de la clase media urbana. De ahí que comenzaran a aparecer grupos mexicanos de rock darky, algunos de los cuales fueron adoptados (y adaptados) por el floreciente negocio que habría de ser Rock en tu idioma. De ese modo, agrupaciones y solistas que hasta ese momento pertenecían a la escena oscura y pretendidamente underground, firmaron gustosos con una disquera que les prometía grabaciones más o menos decentes y una buena difusión de su música. Proyectos como Alquimia, Neón, Santa Sabina y Caifanes, entre varios más, pasaron a formar parte del catálogo de BMG Ariola.
Los dos últimos mencionados fueron quizá los que en un principio abrazaron con mayor pasión la causa gótica. Musicalmente, Santa Sabina y Caifanes eran muy diferentes. Los primeros lograron desde el principio un sonido particular que de alguna manera los hacía escucharse originales y muy diferentes a cualquier banda dark inglesa o estadounidense.
Caifanes, en cambio, cuando menos en sus dos primeros discos ––e incluso antes, cuando la banda todavía se llamaba Las Insólitas Imágenes de Aurora––, no ocultó su gusto por imitar abiertamente a The Cure y no solo en su música, sino en la manera de vestir, de cortarse el cabello, de maquillarse y hasta de moverse en el escenario. Para muchos de sus fanáticos (en el más estricto sentido de la palabra), su líder Saúl Hernández, era “el Robert Smith mexicano” y lo decían con orgullo, sin afán de crítica alguna, ni intención de parodiar. No sé a ciencia cierta si a Hernández le agradaba la comparación. Sin embargo, lo que sí resulta obvio es que lo tenía como modelo físico (para comprobarlo, basta con ver las fotos de Caifanes en 1988) y sobre todo vocal (el timbre angst de Hernández le debe muchísimo al de Smith y para comprobarlo, basta con escuchar cualquier disco de Caifanes –no sólo el de 1988– o Jaguares).
Lo curioso es que el estilo de cantar de Saúl Hernández, tomado de Robert Smith, sería imitado a lo largo del tiempo por otros vocalistas mexicanos y ahí están, como dos ejemplos de artistas actuales mexicanos, de grupos como Porter y Capo.
El set de 29 canciones de The Cure fue una combinación magistral de canciones nuevas que todavía no han salido en disco, con sus éxitos inovidables, empezando con sus canciones de tono más oscuro, como “The Last Day of Summer” y “Burn” de la banda sonora de la película ‘The Crow’, y terminando con sus canciones más enérgicas, como “Friday I’m in Love”, “Doing the Unsuck” y cerrando con la canción que los lanzó al estrellato “Boys Don’t Cry”. Y aunque el título de esta nueva gira es “Shows of a Lost World”, la noche de ayer en el Shoreline Amphitheatre fue prueba que The Cure nunca ha perdido a su audiencia.
The Cure tendrá una segunda presentación el Shoreline Amphitheatre en Mountain View mañana lunes, 29 de mayo y todavía hay un número limitado de boletos disponibles. Haz click aquí para más información.
