Por: Ernesto Altamirano
STEINBECK-BY-THE-SEA, CA – Joshua Bell sabe lo importante que es que los chicos disfruten de la música desde muy pequeños. Tuvo su primera clase de violín a los 4 años. Sus padres lo habían escuchado improvisar con banditas elásticas contra las manijas de un armario los tonos que su madre, profesional de salud mental, tocaba en el piano. Su padre le regaló un violín y tres años después debutaba en su primer concierto con la filarmónica de Bloomington. Y el libro “Dance of the Violin” de Kathy Stinson y Dušan Petričić es un cuento para niños y adultos que enseña la importancia de seguir tus sueños y el poder de las artes.
A los 13 años había obtenido su primer premio. Y para los 15 ya había ganado tantos concursos que se pudo comprar un auto deportivo. “Ni siquiera tenía licencia de conducir”, recuerda.
“Nunca sentí que los chicos se burlaran de mí por tomar clases de violín, especialmente cuando empecé a ganar concursos. Ellos quizás pensaban que era un nerd porque tocaba música clásica, pero también practicaba deportes y hacía otras cosas y no sabían qué pensar. Por eso me gustaría que en el futuro los jóvenes se interesen por intérpretes de música clásica como héroes y no solo en atletas”, reflexiona.
Para más información acerca de la asombrosa vida de Joshua Bell y sus obras, visiten su sitio oficial: http://joshuabell.com/