Por: Ernesto Altamirano
SAN FRANCISCO, CA – Parece que fue ayer cuando nos invitaron a cubrir el estreno de la revolucionaria obra teatral “Hamilton: An American Musical” cuando plantó su bandera en California por primera vez, teniendo su Noche de Apertura en la ciudad de San Francisco el jueves, 23 de marzo.
Entre sus asistentes para esa celebre ocasión estuvieron presentes el legendario cineasta George Lucas con su esposa, y el padre del creador de Hamilton, Luis A. Miranda, Jr.
Pero la gira nacional de “Hamilton: An American Musical” está empacando sus maletas ya que el viernes, 11 de agosto tendrá su premier en Los Angeles en el teatro Hollywood Pantages, y ya que el último día de esta aclamada obra será el sábado, 5 de agosto, Latino Edge fue invitado a verla una vez más la noche del miércoles, 2 de agosto. Y claro, ¡en asientos de primera fila!
“Hamilton: An American Musical” debe de disfrutarse más de una vez ya que no es un musical cualquiera: el programa yuxtapone temas históricos con los estilos musicales modernos del rap y el hip-hop. Además de su sonido contemporáneo, el programa también presenta actores de color para transformar la historia de Estados Unidos, contando una historia que se siente muy relevante y moderna.
El escenario de “Hamilton: An American Musical” también se suma a la riqueza de sus personajes y la historia. Aunque el espectáculo se desarrolla sobre un fondo simple de andamios de madera y ladrillo, la coreografía es impresionante. Uno de los ejemplos más contundentes es el par de canciones “Helpless” y “Satisfied”.
Cabe resaltar que “Hamilton: An American Musical” actúa como una espectacular obra de teatro, un grito de guerra a la acción y un recordatorio de unidad, lo que lo convierte fácilmente en uno de los mejores y más importantes espectáculos de esta generación.
Su mensaje es un llamado para entrar en acción, y el conductor de la obra Julian Reeve me compartió su energía y optimismo para seguir luchando para un mejor mañana.
La estrella de “Hamilton: An American Musical” brilla una luz de esperanza que nunca se apagará, y que en el 2009 la veremos brillar de nuevo en San Francisco.